Se trata de un proyecto teatral interdisciplinar que reivindica el derecho de cualquiera a cambiar su vida sin sufrir marginación o prejuicios, e integra en su creación a profesionales de las Artes Escénicas y colectivos de personas en rehabilitación por alguna dependencia (alcohol, droga, juego) y también personas que eligen reubicarse en un entorno rural vaciado, y que fueron anfitriones de buena parte del proceso. A través de sus experiencias compartidas el espectáculo plantea una reflexión sobre el derecho de cualquiera a una segunda oportunidad.
El proyecto surge, por tanto, de la contraposición de dos realidades (dos mundos) en apariencia desconectados, pero que tienen en común el riesgo de marginación y la lucha por reciclar su vida. Unos provenían de procesos de rehabilitación o de instituciones de Salud Mental, con las adicciones en el origen de sus trastornos, y fueron acogidos por personas cuya elección vital pasaba por cambiar su modo de vida urbano para adaptarse a la realidad de territorios vaciados, envejecidos y sin servicios, que debe ser puestos en valor como nuevos ámbitos de posibilidades y de creación.
Ambos colectivos se subieron juntos al escenario y, a la vez que creamos con ellos el espectáculo, con una dramaturgia surgida de las experiencias del propio proceso, generamos también un ‘archivo de sonidos’ de la despoblación: un rebaño por el camino, la tormenta en el bosque, el ruido del casco de un caballo, la campana, un cerrojo oxidado, el chirriar de una puerta. Restos sonoros de un modo de vida que se extingue y con los que construimos el espacio sonoro de la obra.
